lunes, 6 de diciembre de 2021

El hermanamiento del Skal de Madrid y Skal de Roma

 



 

     El Skal de Madrid se ha hermanado el día 4 de diciembre con el Skal de Roma, al mismo tiempo que el Skal de Budapest. El acto se celebró en el estadio Domiciano, declarado Patrimonio de la Humanidad, y que se halla debajo de la plaza Navona, que es la arena de dicho estadio. Al acto acudieron, entre otras personalidades, el representante de Turismo del Ayuntamiento de Roma, Alessandro Onorato, y el presidente de la Asociación de Albergatori de Roma, Giuseppe Roscioli, hijo de Franco Roscioli, miembro de honor de Skal de la capital italiana, así como unos 40 skalegas.




     Abrió el acto de hermanamiento el presidente del Skal de Roma, Luigi Sciarra, quien leyó lo que supone un acuerdo de hermanamiento de dos clubes: Fomentar un contacto informal por correo electrónico o por carta con los socios individuales; es decir, “amigos por correspondencia”, organizar visitas de intercambio a nivel individual, reuniones anuales de carácter social, pero que se recomienda que incluya contenido profesional, como una sesión de trabajo sobre los viajes y el turismo, así como otros puntos de interés. Se firmaron sendos diplomas para Budapest y para Madrid y a cada uno de los representantes se les entregó una metopa con los nombres de los tres clubes.



     A continuación habló Andrea Bocsi, secretaria del Skal de Budapest, quien acudió al hermanamiento en representación del presidente Peter Javorkai. En sus palabras, leidas en italiano, Andrea agradeció el hermanamiento y se ofreció para realizar actividades conjuntas. Por su parte, el presidente del Skal de Madrid, Francisco Rivero, agradeció en español las atenciones recibidas y dijo que los skalegas jan de trabajar por el turismo con  la idea de que el destino ha de ser Europa, aunque cada país busque conseguir turistas para su destinos, pues Europa es un continente de mucha cultura y de grandes profesionales del sector. Apoyó esta idea Giuseppe Roscioli.




     El presidente de Madrid ofreció al Skal de Roma una placa, de diseño moderno, en el que se leía la distancia entre Madrid y Roma, que es de 1953 kilómetros y una insignia de Skal en el nombre de cada ciudad. Asimismo, ya que se estaba en uno de los lugares míticos de la Ciudad Eterna ofreció al presidente Luigi Sciarra otra placa con el lugar más reconocido de Madrid, la Puerta del Sol, que ya figura en una pared del club.  El presidente del Skal de Madrid recibió un libro editado por Claudio Lozzi, un skalega romano, editor de Lozzi Roma y que muestra bellísimas fotografías: “El encanto de Roma”.




     Al acabar el acto del doble hermanamiento hubo una visita guiada en inglés e italiano del sitio arqueológico que se encuentra a 4,5 metros bajo tierra, donde se muestra lo que era el estadio, de 275 metros de largo y 106 de ancho, con capacidad para 30.000 espectadores.



     Esa misma noche hubo una cena de gala en la sala Verdi del famoso hotel Quirinale, a donde acudieron unas 70 personas, con representación del Skal Costa Azul, con asistencia de su presidenta, Nicolle Martin; el presidente del Skal de Suiza, y miembro de la junta directiva de Skal Europa, David Fontanella y por parte del Skal de Praga, la tesorera del club, Marie Ranisova. En el acto se hizo entrega de dos premios, uno a la aerolínea ITA, sustituta de la recién fallecida Alitalia, y que recogió Pablo de Malta; y otra al aeropuerto de Fiumicino, que le fue entregado a Ángela Cappelli.

 



            La noche anterior del hermanamiento se celebró una cena en la Hostería “Da Vincenzo”, en la calle Via Castefidardo, 6, que ofreció una típica cocina romana a base de dos entrantes, dos primeros, dos segundos y postre.. Por desglosar el menú de entrantes: Carciofo  (alcachofa) alla Romana e alla Giudia, y una segunda alcachofa (Coratella con peperoni). Un segundo a base de dos pastas tradicionales: Mezze maniche alla carbonara y rigatoni all’Amatriciana. El tercer grupo “Le pitanze” fueron “Coda alla vaccinara” (un rabo de vaca) y “Trippa alla romana”, que a mí me recordaban los callos a la madrileña y “per finire” Zuppa inglese”. El vino fue ofrecido por la “strada del vino” Cesanese, propiedad de un skalega

 







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